Alemania, a mediados de octubre. No seria raro pensar en encontrarse de todo menos buen tiempo, y cual fue mi sorpresa al encontrar una ciudad llena de terrazas y bicicletas (y eso que la ciudad no está al sur precisamente).
Nunca había estado tan al norte de Europa y salvo el caso de Holanda, no pensaba que hubiese tanta tradición ciclista por estas latitudes y menos en un país con tantísima tradición automovilística.
Dusseldorf es una ciudad tranquila, bien comunicada y con una oferta bastante variada para el turismo. Además es asequible visitar ciudades cercanas gracias al buen funcionamiento de los trenes y los autobuses. Yo aproveché el viaje para visitar Colonia.
En ambas ciudades existe la posibilidad de compar unas tarjetas de turista que te permite acceder a una amplia variedad de museos, restaurantes, etc. La tarjeta tiene distintos precios y varían según el tiempo de validez que queramos que tenga. Me resulto especialmente interesante por que te brinda la posibilidad de usar el transporte urbano sin coste durante todo el tiempo que hayamos contratado.
No quiero enrollarme contando todos los museos que se pueden visitar, pero si vais a Colonia en tren la salida de la estación os obliga a visitar su famosa Catedral. Por lo demás y sobre todo en Dusseldorf se hace mucha vida en la calle, sobre todo a la hora de las comidas. Les gusta mucho la cerveza, así que si compartís la misma afición no dejéis pasar la oportunidad.
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